El Data Driven Design ha introducido la cultura de los datos en el mundo de la creatividad. ¡Y eso es todo un reto! Objetivos, test, datos, optimización ya forman parte de la jerga habitual de los diseñadores en el nuevo mundo digital.
El Data Driven Design busca ofrecer al usuario un diseño (creatividad, anuncio, app…) con la ayuda del análisis de su comportamiento para hacerlo más intuitivo, sencillo y usable. Pero ¿cómo funciona y qué ventajas nos puede ofrecer?
El Data Driven Design huye de la tendencia a presuponer qué es lo que necesita o lo que le resulta útil al usuario, y empieza a investigar qué es lo que realmente le interesa, cómo se comporta en una plataforma y cómo se pueden limar los procesos para adaptarlos a su comportamiento real.
Es decir, que gracias a herramientas de métrica y análisis de navegación, el Data Driven Design utiliza la información para construir interfaces y estructuras sin caer en la trampa de pensar por nuestros usuarios. ¿Cuál es la mejor ubicación para el CTA, a la izquierda o a la derecha? ¿Se necesita este icono para que el usuario entienda una acción? ¿Por qué los usuarios no pasan tiempo leyendo nuestro Blog? A todas estas preguntas nos responden los datos.
El mundo data-driven gira en torno al estudio continuo de los datos que nos pueden ofrecer las herramientas de medición: Google Analytics, mapas de calor, test A/B, encuestas... Debemos ser capaces de convertir un montón de números incomprensibles en información lógica y útil que nos ayude a entender al usuario de verdad y a identificar patrones de conducta, puntos de fuga en nuestro diseño...
No te imagines cómo toman decisiones los usuarios de tu herramienta: descúbrelo y apóyalo en datos reales que te ayuden a crear un diseño adaptado y a defenderlo. Olvida los temidos “no me convence, pero no sé por qué…” y ofrece datos objetivos en los que apoyar tus decisiones.
Un análisis cuantitativo es diferente de un análisis cualitativo. Necesitas evaluar cuestiones que van mucho más allá de números y estadísticas. Construye un esquema de actuación para identificar cuáles son aquellos datos que nos interesan y cómo podemos utilizarlos de una manera práctica en la que les demos un significado tangible dentro de nuestro diseño.
Lo primero que debes hacer es recopilar los datos y establecer un filtro. ¿Cuáles me sirven de algo? ¿Qué es lo más importante? ¿Esto es representativo? A partir de ahí, deberás extraer una serie de percepciones que te llevarán a entender qué está pasando con tu diseño. Si, por ejemplo, una página de tu app tiene una tasa de rebote muy alta o un tiempo de permanencia bajo, será porque algo no funciona, no se entiende o no es atractivo. Eso sí, los datos no te darán la solución; te apuntarán el problema y te proporcionarán la información, y la información conocimiento que podrás utilizar para la toma de decisiones en tu diseño.
De nada sirve tener un millón de datos si no conseguimos exprimirlos y convertirlos en herramientas útiles para construir un diseño sólido y perfeccionado. Organiza bien tu trabajo para ser más eficiente y evitar perder el tiempo con información que no aporte nada. Los diseñadores deben dejar de suponer que todo el mundo piensa como ellos y empezar a “preguntar” a los usuarios qué les parece el diseño a través de la analítica. Un montón de ojos y de clics ven más que tu equipo de diseño ideando una plataforma.